Manifiesto
Desde un rincón más o menos oscuro de nuestra voluntad manifestamos que:
Reconocemos nuestra dualidad pornográfica, la de la perversidad y la del placer.
Reconocemos que no todo está dicho sobre la emociones.
Sabemos que la sexualidad o el sexo son sumamente políticos y, como tal, negocio y mercancía que intenta controlar la subversión del cuerpo.
Sabemos que las reglas del juego son sumamente tristes y que desconocemos todas las implicaciones del aislamiento al que somos sometidos en el panóptico social.
El panóptico es un cárcel diseñado por el filósofo Jeremy Bentham en 1791.1 El concepto de este diseño permite a un vigilante observar (-opticón) a todos (pan-) los prisioneros sin que éstos puedan saber si están siendo observados o no.
Manifestamos nuestra complicidad y debemos reconquistar el amor en la experimentación y en el pensamiento.
Creemos que nuestras emociones permanecen enclaustradas en la tristeza de nuestra culpabilidad perversa.
Liberemos la perversión para el juego. Liberemos al enemigo que corroe nuestra voluntad, sometiéndonos a la disciplina pornográfica.
Experimentemos el rechazo a la patología de un sistema médico-punitivo de la realidad y la angustia.
Corramos el riesgo de inventar una nueva subjetividad, aunque sea por un instante. Que nuestro deseo sea productor de acontecimientos.
Acontecimientos que describan un porvenir donde todo pueda ser de nuevo creado y la sexualidad de nuevo compartida y vivida.
No pretendemos decirle a cada uno lo que significa vivir sus propias emociones, sino que queremos re-interpretar y de-construir lo que se nos impone de una manera obsesiva: el discurso del sexo manido, represor y deprimente.
Queremos recuperar el espacio donde el diálogo de nuestras emociones no esté necesariamente cerrado a cal y canto a la sexualidad, convirtiéndola en algo personal e intransferible.
No queremos sentir nuestra sexualidad como un acoso.
No queremos alinearnos al mundo sexual triste y perversamente manipulador que preconiza la religión del dinero y la de dios.
No necesitamos sacerdotes que analicen nuestra perversión y que nos absuelvan de nuestros monstruos, pensamientos y deseos.
Sí al cuerpo desnudo como herramienta de lucha y placer. Sí a la gente valiente capaz de buscar las entrañas a nuestros deseos sin provocar paranoia ni política de la sospecha.
Sin ser políticamente correctos, queremos volver a la reivindicación punk más elemental: el convencionalismo es opresión.
Rompamos los convencionalismos tanto a un lado como al otro.
Empoderemos nuestros deseos y juntémonos sin miedo a nuestras emociones, abriéndonos a una multiplicidad de placeres.
Firmado: Colectivo Vivamos nuestra sexualidad en bicicleta
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con esta manifestación se inicia el
Se Inicia el proceso creativo colectivo planetario
POST-HISTORIA
Creación Colectiva Abierta, hojas en la bitácora 4D de la Red de arte planetaria xochipilli:
Proceso creativo colectivo abierto POST-HISTORIA
Propuesta Inicial nació en la luna eléctrica en el:
Centro Social Okupado La Nave de los Sueño, ciudad de León
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¡¡ Totalmente de acuerdo, en nuestra dualidad el sexo es algo muy natural que debe ser compartido con naturalidad por ambas partes para fusionar el amor y el deseo que se convierten en energías de Luz. Lo malo del sexo es cuando se realiza perversamente manipulado y sin pizca de amor.
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