Cuando la Enfermedad se Convierte en un Negocio

Salud y rentabilidad económica.
De como el poder económico y las influencias políticas dictan las pautas y líneas de investigación en medicina.
Una primera ojeada selectiva al libro de Martin J. Walker, «Dirty Medicine».

Francisco Javier Manero Vargas.

«Desde hace más de medio siglo la educación e investigación en Gran Bretaña han estado dominadas por los intereses de la Wellcome y del imperio Rockefeller» (página 215).

Un poco de historia.

Las inversiones de Rockefeller en la investigación y educación médicas en Gran Bretaña se remontan a los primeros años 20. Tras las recomendaciones de Abraham Flexner1, a la Haldane Commision de la Universidad de Londres el dinero de Rockefeller empezó a cruzar el Atlántico a medida que las reformas derivadas de dichas recomendaciones se hacían realidad, y se fue extendiendo hacia el Colegio Universitario de Londres, la Universidad de Gales y la Universidad de Cambridge.

En 1921 Rockefeller creó una nueva Escuela de Higiene y Medicina Tropical como parte de la Universidad de Londres, lo que le supuso por entonces medio millón de libras. Desde aquí su influencia -auspiciada por conversaciones tripartitas de Rockefeller, del gobierno británico y de la Universidad-, se encadenó a la red de los mayores hospitales de esta capital.

Se fue entramando así un sistema netamente americano inspirado en las ideas de Flexner y creado por Rockefeller, que se basaba en «unidades» que combinaban enseñanza, investigación y práctica clínica en edificios adyacentes, lo que cambió radicalmente la naturaleza y dirección de la investigación médica británica. De esta forma al final de la segunda guerra mundial los principales hospitales y colegios médicos de Londres tenían unidades inicialmente financiadas por dinero americano que estaban inevitablemente influidas por las percepciones sobre la investigación médica de Rockefeller2. Paralelamente se crearon cuerpos administrativos a ambos lados del Atlántico que velaran y supervisaran la puesta en práctica de tales métodos, como el Medical Research Council.

La industria farmacéutica británica.

Hasta los años 30 las fundaciones y trust privados británicos no se interesaron por la investigación y educación médicas, y las iniciativas privadas fueron escasas, lo que sin duda permitió a Rockefeller gran libertad de movimientos. El Wellcome Trust británico, creado en 1936, vino a cubrir ese vacío. La Wellcome y la Rockefeller, dos empresas americanas que ya habían tenido relaciones anteriormente en Estados Unidos comenzaron a asociarse en políticas comunes a educación e investigación médicas, así y desde los años 50 se solapan sus cuadros técnicos, y gradualmente el Trust Wellcome toma responsabilidades en las secciones del complejo universitario londinense que había sido fundado por Rockefeller. Esto lo ilustra, por ejemplo, Sir Oliver Franks, presidente del Wellcome Trust entre 1965 y 1982, entre 1957 y 1973 participó del Rhodes Trust y del Pilgrim Trust (del que fué luego presidente) desde 1947 hasta 1979, una organización cultural y filantrópica anglo-americana, y entre 1961 y 1970, concurrentemente con su presidencia del Wellcome Trust participaba del Rockefeller Trust.

La Wellcome.

Henry Wellcome.La Wellcome fue fundada en 1880 por dos farmacéuticos norteamericanos, Henry Wellcome y Silas Borroughs. La actual Wellcome Foundation constituye una empresa particularmente poderosa que se apoya en un eje Anglo-americano y se basa y concretiza en muchas de las estructuras políticas, culturales y sociales que se asientan a ambos lados del Atlántico. Empezando, por ejemplo, por sus bases político-legales, sus asuntos legales fueron llevados en los años 30 por la firma Sullivan y Cromwell, una de las firmas de abogados más influyentes de Nueva York y uno de los pilares de la Rockefeller. Sus abogados fueron concretamente John Foster Dulles y Allen Dulles que acabaron como Secretario de Estado en la guerra fría y director de la CIA respectivamente.

Allen Welsh Dulles.Su estructura en Inglaterra incluye la manufactura de medicamentos -Wellcome Foundation-; funciones administrativas -Unicorn House-; y centro de operaciones financieras -Wellcome Trust-, además de toda una serie de unidades académicas y administrativas que están en parte o totalmente financiadas por el trust.

Operaciones financieras, revalorización, y cambios de orientación.

Hasta 1986 el trust controlaba el 100% de la acciones de la compañía productora de medicamentos, entonces vendió cerca del 25% de Wellcome plc., el trust retuvo la mayoría de las acciones y la compañía productora pasó a denominarse Wellcome Foundation. En Julio de 1992 el trust redujo su participación al 40%, venta que le rentó un capital de 2,3 billones de libras. Siguiendo la primera flotación de acciones, la Wellcome adquirió cada vez más fuerza, de forma que los beneficios por acción pasaron de ser de 7,8 peniques en 1986 a 36,0 en 1992; y los dividendos de 2,11 peniques a 13,0.

Por otra parte las ventas en ese mismo año para el mercado sanitario humano fueron de 843,3 millones de libras contra 1.669 millones en 1992 y para el mercado sanitario animal de 162,1 millones en 1986 contra 0, ya que para 1992 abandonaron este mercado3.

Se advierte, pues, que las ventas aumentaron en un 75% en seis años, mientras que se orientaron progresivamente hacia el mercado sanitario humano, abandonando sectores de mercado que tradicionalmente habían cubierto.

Hacia mediados de los 80 los productos que genraban la mayor parte de los ingresos de la compañía estaban constituídos por preparaciones para la tos y el constipado -unos 142 millones de libras-, seguidos de los antiestamínicos y los esteroides -alrededor de 100 millones-. Sin embargo en 1992 las preparaciones para la tos y el constipado tan sólo representaban el 14% de las ventas.

Parece que la segunda mitad de los 80 representó para la Wellcome un cambio sustancial en su orientación financiera, de mercado y productos, y por su puesto de mercadotecnia. Un cambio que evidentemente necesitó de todos los resortes e influencias en los medios políticos, académicos, y de información y propaganda que tanto la Wellcome como Rockefeller habían venido hábilmente manteniendo hasta ahora. Así vemos por ejemplo como Lord Swann, director general de la BBC hasta su muerte en 1990, paritcipaba del Wellcome Trust, además de ser miembro de la Fundación Ditchley, que organiza encuentros, y seminarios al más alto nivel, provistos de un amplio equipo de seguridad.

El detonante de todo parece ser la crisis económica de los 80, que produjo una transición súbita de una posiciones más o menos bien-intencionadas, éticas y académicas a una posición netamente orientada al mercado y a criterios de rentabilidad económica. Esto se evidencia no sólo en las cifras y en los cambios de orientación evidenciados por ellas, sino en múltiples declaraciones y comentarios que tuvieron lugar en el seno de la fundación. Así, en el Annual Report de 1985 se lamentan del «ambiente deteriorado en Gran Bretaña para las compañías farmacéuticas», producido por «las restricciones del gobierno británico sobre la rentabilidad».

Durante la segunda mitad de la década de los 80 se da, pues, un proceso de creciente racionalización de la producción, marketing y distribución, que ya hemos visto de que afectó a los beneficios empresariales.

Los dos factores que Martin J. Walker aduce para tal cambio de orientación fueron por un lado la apertura durante los 70 de un nuevo campo de investigación y desarrollo, la ingeniería genética y la biotecnología; y de otro las presiones de la fundación americana sobre la orientación del mercado. Así, y en 1982 se funda la Wellcome Biotechnology, que irá adquiriendo cada vez más importancia en los planes de la compañía durante toda la década, como demuestra el relevo que se produce al final de ella en los productos estrella de la Wellcome.

De un lado, a mediados de los años 80 se comenzaron a desmantelar las secciones de higiene, medicina «pasada de moda» y sanidad animal, eliminación que culminó con la venta en 1989 de Coopers Animal Health y en 1990 de la producción de vacunas humanas y su restante negocio de higiene, Calmic.

Para este año, 1990, y gracias al desarrollo de Wellcome Biotechnology, la Wellcome se impone como el primer investigador y productor de antivirales, especializado en el virus del herpes y el VIH, pasando de esta forma sendos medicamentos a ocupar el liderato en cuanto a producción, mercadotecnia, volumen de ventas y beneficios, desplazando a las antiguas prescripciones para el catarro.

Estos dos medicamentos líderes no son sino el Zovirax, para el virus del herpes, y el Retrovir (AZT), para el VIH -supuesta causa del SIDA-, que suponían en 1990 unos beneficios netos de 293 y 120 millones de libras respectivamente, aunque es de suponer que con respecto al Retrovir los beneficios se hayan aumentado sustancialmente debido a la desafortunada tendencia -inducida y fomentada por ensayos clínicos dirigidos; presiones políticas y financieras; y campañas de marketing de la propia compañía4– de los últimos años a prescribir tal medicamento precozmente en casos asintomáticos. Mientras las preparaciones para la tos y constipados y los destinados a las enfermedades cardiovasculares ocupaban un lugar secundario.

Esta época de cambios culmina en el verano de 1990 con el nombramiento de un nuevo director John Robb, con un filosofía fuertemente orientada al mercado, como se aprecia en sus declaraciones sobre al prevalencia de los proyectos que prometieran rentabilidad económica sobre los que fueran simplemente interesantes desde el punto de vista científico. Se unió a un director financiero, John Precious, para la creación de un programa de control de costes, con controles estrechos de las salidas de capital y recortes de la investigación y gastos de desarrollo, tratando de mejorar la eficiencia, eficiencia evidenciada, por ejemplo, en su capacidad disuasoria sobre las élites políticas, finacieras y médicas, así como también sobre los grandes auditorios a través de marketing, conferencias, y publicaciones, encaminadas a la comercialización y universalización del consumo de Retrovir.

Asi pues, todo este desarrollo comercial se ha producido gracias únicamente a su especial relación con los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos. Ha acosado a las normas económicas y ética política establecidas, que han quedado eclipsadas por esta relación, que obedece a un sistema desarrollado principalmente por los intereses políticos y financieros de Rockefeller. El historial de alienamiento de la Wellcome con los más poderosos y antiguos sectores del poder en Gran Bretaña y Estados Unidos, incluyendo un papel director en el complejo industrial militar, lo que evidencia el hecho de que Sir Alistair Frame pasara de director de Río-Tinto-Zinc (empresa de armamento) a presidente del Wellcome Trust en 1985, la sitúa en una posición única para tratar con los gobiernos.

Wellcome Trust y la Comisión Trilateral.

La Comisión Trilateral es una institución creada a principios de los años 70 por David Rockefeller. Actúa como un encuentro en la sombra de políticas económicas mundiales. Está formada por industriales, académicos y políticos expertos en relaciones internacionales. Sin embargo su núcleo está constituído por un grupo de multinacionales cuya directiva corporativa persigue un único objetivo: romper todas las barreras y límites que se impongan al capitalismo más salvaje y al libre comercio.

Lleva por tanto, dos décadas discutiendo y resolviendo asuntos de política internacional años antes de que sean del dominio público. En los últimos años 80 comenzó su expansión hacia los países de Europa Oriental, anticipando e impulsando los cambios que allí están aconteciendo, inició intercambios, y abrió factorías y ventanas de mercado en Hungría, antigua Unión Soviética, y Rumanía. También desde mediados de los 80 inició una expansión aún más violenta hacia Japón, que llevó entre otras cosas en 1990 a la fundación de Nippon-Wellcome, que es ahora una de las mejores compañías farmacéuticas de Japón.

Todo esto no obedece sino a estrategias globales de la Comisión Trilateral de Rockefeller. El objetivo final del desarrollo comercial con el Este ha resultado ser el final de la guerra fría y la integración de las estructuras económicas y financieras a lo largo de Europa. Mientras que Japón se erige como el tercer poste de la Comisión, que intenta integrar los mercados japoneses a los de Europa y América.

Credibilidad a prueba.

En 1973 ya estuvo la Wellcome envuelta en conflictos de mercado debido a su antibacteriano Septrin (Gran Bretaña y Europa) o Septra (América) -usado actualmente entre otras cosas como profilaxis de enfermedades oportunistas para individuos VIH-positivos, con CRS o enfermos de SIDA-, cuando una serie de artículos de EE.UU. y Canadá sugirieron que había otros agentes antibacterianos más seguros e igual de eficaces.

En los 80 comercializó una vacuna para el costipado que eventualmente iba a obtener el monopolio de la salud nacional británica. Algunos críticos adujeron que la vacuna de la Wellcome era menos segura que otros productos, y de hecho la compañía se enfrentó a sendos juicios por los efectos colaterales que dicha vacuna causó a Susan Loveday, un bebé que sufrió daños cerebrales irreversibles, cuyo juicio se sobreleyó por falta de pruebas, y Kenneth Best, que aunque tenía 23 años su edad mental era de 12 meses, y cuya família fue compensada con una indeminización de 2,75 millones de libras.

El medicamento para el SIDA de la Wellcome, el Retrovir, está ahora recibiendo el mismo tipo de críticas, la forma en que lo impuso a la comunidad científica está llena de interrogantes5, sus efectos colaterales están ampliamente documentados, y su efectividad terapéutica gravemente cuestionada. Por el momento no se han cuantificado las muertes o empeoramentos que ha producido esta medicación, porque tienden a confundirlos con la patología de la propia enfermedad, pero ya se está empezando a presentar querellas judiciales por este motivo.

Dado el hermetismo y unicidad impuesta por tales poderes, parece preciso que este tipo de acciones se lleve a cabo: que los críticos critiquen; que los científicos ofrezcan alternativas científicamente fundadas; que los pacientes afectados denuncien; y ante todo que todos tengan opción a divulgar sus ideas. De alguna forma hemos de exigir una mayor transparencia y libertad de información en los asuntos que conciernen a nuestra salud individual y colectiva, y procurar unos cada vez mayores niveles éticos en la industria y prácticas médicas. Es necesario desligar la salud de la rentabilidad económica, que son fenómenos que no forzosamente tienen que implicarse, y pensar antes en aquella que en los balances económicos anuales.

Tras la redacción y en puertas a la publicación del presente artículo nos enfrentamos, de nuevo, al biocot, censura y presiones sobre la libertad de expresión y circulación de la información.

El libro de Martin WalkerDirty Medicine– está soportando una intensa presión para bloquear su difusión: las publicaciones que se han hecho eco de su publicación, y las distribuidoras que han procedido a su difusión están siendo sometidas a presiones amenazadoras que en algunos casos están consiguiendo su objetivo.

Las principales presiones provienen de Duncan Campbell, activista político y articulista especializado en prácticas médicas, que sorprendentemente cambió en 1988 drásticamente de opinión desde un enfrentamiento previo contra las compañías farmacéuticas y su papel director en la práctica médica a un apoyo incondicional del AZT como única aproximación al SIDA.

Estas presiones han hecho incluso disculparse a la dirección editorial del Journal of Alternative and Complementary Medicines por una excelente crítica y exhortación a comprarlo (Brave, bold, buy it6) que realizaron en su número del pasado enero, así como a desestimar su distribución.

En su libro Martin Walker no sólo se limita a exponer pruebas sobre las presiones que la industria farmacéutica multinacional ha ejercido y está ejerciendo sobre las medicinas alternativas, y no precisamente por una «conspiración siniestra» como Campbell ironiza en función de alguna clase de presunta paranoia de Martin Walker, sino en virtud de lazos históricos que, remontándose a principios de siglo, establecen las líneas generales de las relaciones económicas y de poder mediante las que dichas presiones se han ejercido, por supuesto mediatizadas por los beneficios económicos, y que ejemplificamos más arriba en el caso particular de la Wellcome.

Campbell en sus críticas tacha a todos los terapeutas y terapias expuestas, de farsantes y criminales. También expone lo que llama «vanidad de un libro auto-publicado», introduciendo perniciosas dudas sobre supuestas fuentes de financiación siniestras, ¿cómo podría ser de otra forma? Si un libro autopublicado tiene estas dificultades en su distribución y difusión, ¿cuáles no tendría para su publicación en el caso que recurriera a los medios habituales?.

Martin Walker no abandona y propone la retirada masiva de las suscripciones al Journal of Alternative and Complementary Medicines, y la creación de un nuevo Alterntive Health Defence Network (Trabajo en Defensa de la Salud Alternativa) que incluiría una nueva publicación. Espera cualquier tipo de colaboración que deseéis aportar.

Contacto: Slingshot Publications. BM BOX 8314 London WC1N 3XX. Inglaterra.


Notas:1Abraham Flexner, autor del informe Flexner, patrocinado por la Carnegie Foundation y Rockefeller, que estableció un patrón único para la educación e investigación médicas en EE.UU. -que entre otras cosas significativamente recortaba las opciones para los colegios médicos destinados a los blancos con bajos ingresos, negros y mujeres-.
2Hacia 1950 había becas de formación en 31 cátedras en los colegios médicos británicos costeadas por Rockefeller.
3Datos sacados del Wellcome Annual Report and Accounts, 1992.
41993. Walker, Martin J., Dirty Medicine, Slingshot Publications, BM Box 8314, London WC1N 3XX. Capitulos 22, 23 y 32.
5Como ejemplos:

  • El primer ensayo de doble ciego no fue estrictamente válido, y sus datos fueron falseados.
  • La industria farmacéutica, por supuesto la Wellcome Trust, tienen representación en el All-Party Science Committee, comité parlamentario sobre asuntos científicos.
  • Tras presidir la Burroughs Wellcome y la Wellcome Foundation, Sir Alfred Shepperd se unió en 1982 al Advisory Council on Science and Technology, que aconseja en Gran Bretaña sobre asuntos de ciencia al gobierno y a los servicios civiles y sanitarios.

6Valiente, audaz, cómprelo; título del comentario al libro del Journal of Alternative and Complementary Medicines en la página de libros. Con referencias sobre cómo conseguirlo.Artículo publicado en el número 36 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).


free-news.org

 

 

 

Cuando la Enfermedad se Convierte en un Negocio

Cuando la enfermedad se convierte en un negocio se vulnera uno de los derechos fundamentales de todo ser: la salud.

Osho dijo: “estar enfermo significa estar desconectado del Todo”. A partir de esta definición podemos decir que la Salud es el estado de conexión con la fuente, con el origen de Todo.

Privar a una persona de su derecho a estar sana es privarla de poder conocer su propia Esencia.

En la Antigua China se dejaba de pagar al médico en el momento en el que el paciente enfermaba. En la medicina actual pagamos un servicio pensando que nos atenderán cuando caigamos enfermos.

Comprender esta diferencia es de vital importancia, pues es entender la diferencia entre medicina preventiva y la medicina correctiva. Mientras en la primera el médico se preocupa porque el paciente se encuentre sano, en la segunda, el médico sólo se preocupa del paciente cuando se encuentra enfermo.

Pero si realmente hay algo que diferencia a la primera  de la segunda, es que la medicina preventiva dota al paciente de todos los medios necesarios para que él mismo sea su propia fuente de salud, es decir,  le enseña a conectarse con el Origen, con el Todo, y a volver a reconectarse si fuese necesario. ¡Hablando en plata, se ayuda al paciente a ser autosuficiente, independiente, libre! Y por esto mismo es por lo que hay muy pocos tipos de medicinas a los que se puedan calificar de preventivas. Muy pocas son las que nos ayudan a restablecer la unión con las energías telúricas, con las energías del cosmos y con nuestro poder interior de autosanación, que es el que permite que fluyan.

Cuando una persona pierde la conexión con la Fuente, si no sabe reconectarse, se vuelve dependiente de todo aquel que tenga  los medios necesarios para devolverle la salud.

Cuando una persona pierde la conexión con la Fuente, si no sabe reconectarse, se vuelve dependiente de todo aquel que tenga  los medios necesarios para devolverle la salud.

Actualmente, la medicina tradicional se enfoca hacia la enfermedad, trata la consecuencia, el efecto, pero nunca la causa última de la enfermedad, que no es otra que la desunión. Y es aquí donde radica el problema. Crea dependencia. Si no nos proporcionan las herramientas necesarias para que nosotros mismos seamos nuestra propia fuente de salud, volveremos a caer enfermos.

A esto se le llama convertir la enfermedad en un negocio.  Es importante llamar a las cosas por su nombre:

  • La medicina convencional es en su mayoría correctiva, está enfocada hacia la enfermedad y nos hace dependientes.

  • El sistema médico tradicional está sustentado por un grupo de poder muy influyente: la industria farmacéutica.

La industria farmacéutica es la principal objetivadora y creadora de esta dependencia: fabrica fármacos que podemos ver, tocar, oler, consumir y nos dice que estos son el único remedio para restablecer la salud. Cuando, realmente, en su mayoría, lo único que hacen es activar mecanismos de defensa y autosanación que existen en nuestro organismo. Por tanto, esta industria nos priva de conocer que el remedio está en nosotros, nos priva de nuestros dones, de nuestra fuente de poder, de nuestra voluntad de autosanación. Nos extrae el don de sanación, lo encapsula, nos lo vende y nos dice: “esto es lo que te cura”. Y si “no hay remedio” para la enfermedad, nos condena al fatalismo.

¡Nadie nos devuelve la salud, somos nosotros mismos, con nuestro organismo, con nuestros pensamientos, con nuestra conciencia los que permitimos o no que vuelva el estado natural de salud! Nos pueden ayudar a volver a ese estado de equilibrio, pero siempre seremos NOSOTROS MISMOS los que en última instancia permitiremos esto. Jesucristo cuando realizaba un milagro solía decir “TU FE TE HA SALVADO”.

Cuando un ser es capaz controlar sus pensamientos, su mente y su cuerpo, puede reorganizar en un instante toda su estructura molecular con sólo desearlo. Pero no interesa que sepamos esto, porque se acaba el negocio.

Ocultar esta posibilidad es un crimen contra el ser humano.

No se puede tratar a una persona como una enfermedad, debemos negarnos al hermetismo profesional de la medicina. El enfermo debe saber que es lo que le ocurre y cuáles son las posibilidades y límites de la medicina con la que le tratan.

Las enfermedades pueden verse desde un óptica distinta (“La Enfermedad como camino”, Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, Plaza y Janés Editores, S.A. Madrid, 1.992), como un proceso, como un mensaje o aviso, como un aprendizaje. Pero si no se permite que el paciente participe activamente en su propia curación, impediremos que aprenda la lección, y aunque se haya curado, si la lección no ha sido aprendida, si no se le ha permitido llegar a la causa del bloqueo, del desequilibrio, para remediarlo, sólo se habrá atajado el efecto, la consecuencia, y la enfermedad volverá a reaparecer, pues la causa sigue actuando, ¡y hemos estado enfermos para no aprender nada!

Puede parecer duro decir que la solución o fuente de salud está en nosotros, cuando hay personas que luchan y se enfrentan con todas sus fuerzas a una enfermedad y no consiguen curarse. A veces no hay remedio para una enfermedad, pero si que hay un aprendizaje, una sabiduría que se obtiene al vivir con ella. Pero si se trata a la persona como un número, como una estadística, como unos síntomas y una enfermedad, y olvidamos que tras esa enfermedad hay un ser vivo que ha de tomar parte en el proceso de curación, estaremos quitando significado a su dolor, y a todas las experiencias que vive y siente esa persona, y  de esta forma su enfermedad y sufrimientos pueden resultar estériles.

Insisto, es importante poner cada cosa en su sitio. Aunque pueda parecer obvio, la industria farmacéutica crea, en su mayoría, medicinas para enfermos, no para personas sanas, porque estas últimas no las necesitan. Mientras siga habiendo enfermedades y enfermos habrá negocio. Si un fármaco no genera rentabilidad no interesa esa clase de fármaco. ¿Qué ocurre con todas las enfermedades huérfanas? Aquellas que por no suponer un número suficiente de enfermos, no van a generar beneficios y, por tanto, no renta investigar una solución. ¿Por qué en la mayoría de los países no se incluye la salud dental en la seguridad social (salvo excepciones como Francia, etc.)? La higiene dental es uno de los pilares fundamentales de la salud, el estado de nuestra dentadura condiciona la calidad y el tiempo de vida de una persona.

En 1.993, el Doctor colombiano Manuel Elkin Patarroyo donó a la Organización Mundial de la Salud la vacuna contra la malaria (cuya respuesta inmunológica estaba entre un 40 y 60% en adultos, y hasta un 77% en niños mayores de un año). La malaria causa anualmente la muerte de 3 millones de personas y afecta a 300 millones. La OMS, presionada por los grandes laboratorios farmacéuticos, quiso evadir el compromiso adquirido con Patarroyo, argumentando que la efectividad y los resultados no eran suficientes. Si se donaba la patente a la Humanidad, las empresas farmacéuticas no podrían sacar suficientes beneficios de la vacuna. Por suerte, el 24 de febrero de 1995 el acuerdo fue ratificado entre ambas partes. Pero actualmente hay una carrera por conseguir una vacuna con mayor respuesta inmunológica. Si los grandes laboratorios se adelantan al grupo de Manuel Elkin Patarroyo, 300 millones de personas o más tendrán que pagar altos precios por “SU SALUD”.

¿Qué ocurre actualmente con el SIDA? ¿Cuánto vale el cóctel de medicamentos necesarios para mantener a raya el retrovirus (VIH o HIV)? El precio varía, dependiendo del país de venta y el grupo farmacéutico que los suministra, de unos 1.200 a 8.000 dólares anuales o más por paciente . En la actualidad hay unos 36 millones de personas con SIDA. La mayoría de los afectados por esta pandemia pertenecen a lo que se denomina el Tercer Mundo. Más de un billón de personas, principalmente del Tercer Mundo, sólo cuentan con un dólar al día para vivir. Saquemos cuentas.

Son tantas las preguntas que habría que formular y tantas las respuestas que nos han de dar.

Se considera a la cirugía el niño prodigio de la medicina (y es cierto que son muchos los logros y avances conseguidos en este campo). Pero si analizamos con objetividad lo que supone la cirugía, nos daremos cuenta que ésta salvo en intervenciones por trauma, accidente o patología de nacimiento no es más que la prueba evidente del fracaso de la medicina convencional, la cual, en su intento por restablecer la salud, ha de hacer uso de medios traumáticos para lograr su objetivo.

Son muchos los estudios que han demostrado que la medicina preventiva es mucho más rentable y supone un ahorro mayor para los estados. Esta consiste en la concienciación, modificación de hábitos de vida, pautas y medidas de higiene, conductas sexuales; ejercicio, alimentación, control de natalidad (y, por el ahorro que supone, se está tratando de implantar en los países subdesarrollados). Sin embargo, la medicina correctiva requiere infraestructuras (hospitales, clínicas, etc.), formación profesional altamente cualificada, instrumental, fármacos, etc., que exigen grandes inversiones. La pregunta es: ¿Por qué se ha fomentado la medicina correctiva en detrimento de la preventiva? ¿Por qué no ha habido un desarrollo equilibrado y complementario entre ambas? Para mí la respuesta la respuesta está clara: la dependencia del sistema médico actual con respecto a la industria farmacéutica. La enfermedad genera más beneficios que la salud pues nos hace dependientes. Si estamos enfermos somos privados de la conexión con el Todo, por tanto, no somos libres ….

Este escrito no trata de menospreciar la medicina convencional. Son muchas las personas que hoy están vivas gracias a ella. Lo que se critica aquí es el enfoque de la misma, las presiones a las que se ve sometida, y su falta de visión holística.

No es recomendable prescindir a la ligera de la medicina convencional, pues en general, nuestro estado de dependencia y hábitos de vida son tales que no duraríamos mucho si tomásemos tal decisión. Lo interesante sería ir combinando la medicina tradicional con aquellos tipos de medicina, disciplinas, prácticas y formas de vida que nos permitan recuperar la verdadera fuente de salud:

 NOSOTROS MISMOS.

 José Manuel Fernández Rangel.

::::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<::::

Codex Alimentarius Commisona – ¡¡Amenaza a la Humanidad!!

Original en Inglés tomado de: http://www.drrath.com/mr-publishing-internet/uk/codex/codex.htm .  Título original: Codex Alimentarius Commisona – Threat To Humankind!!  Traducción al Español por Luis Prada.

Hay una industria completa con un interés económico innato para obstruir, suprimir y desacreditar cualquier información acerca de la erradicación de las enfermedades.  La industria farmacéutica hace más de mil billones de dólares de la venta de drogas para las enfermedades en curso.  Estas drogas pueden aliviar los síntomas, pero no pueden curar.  Tenemos que darnos cuenta que la misión de esta industria es hacer dinero de las enfermedades actuales.  La cura o erradicación de una enfermedad lleva al colapso del mercado multi-millonario de las farmacéuticas.

El propósito natural y la fuerza motora de la industria farmacéutica es incrementar las ventas de las drogas farmacéuticas para las enfermedades en curso y encontrar nuevas enfermedades para el mercadeo de las drogas existentes.

Por esta pura naturaleza, la industria farmacéutica no tiene interés en la cura de las enfermedades.  La erradicación de cualquier enfermedad inevitablemente destruye un mercado en dólares multi-billonario de las drogas de prescripción como una fuente de ingresos. Por tanto, las drogas farmacéuticas son desarrolladas primeramente para aliviar los síntomas, pero no para curar.

Si las terapias de erradicación de las enfermedades son descubiertas y desarrolladas, la industria farmacéutica tienen un interés inherente en suprimir, desacreditar y obstruir estos avances médicos a fin de asegurar que las enfermedades continúen como la pura base para un mercado lucrativo de drogas de prescripción.

El interés económico de la industria farmacéutica en sí mismo es la razón principal del por qué ningún avance médico ha sido hecho para el control de la mayoría de enfermedades comunes tales como la enfermedad cardiovascular, alta presión sanguínea, falla cardiaca, diabetes, cáncer, y osteoporosis, y por qué estas enfermedades continúan como epidemias a una escala mundial.

Por las mismas razones económicas, la industria farmacéutica ahora ha formado un cartel internacional con el nombre codificado de «Codex Alimentarius» con el objetivo de proscribir cualquier información de la salud en conexión con las vitaminas y para limitar el libre acceso a las terapias naturales a una escala mundial.

Al mismo tiempo, las compañías farmacéuticas ocultan la información pública acerca de los efectos y riesgos de las drogas de prescripción y son omitidos o abiertamente negados los efectos colaterales que amenazan la vida.

A fin de asegurar el estatus quo de este engañoso esquema una legión de grupos de presión farmacéuticos es empleada para influenciar la legislación, controlar las agencias reguladoras (por ejemplo, la FDA), y manipular la investigación médica y la educación.  Son usadas caras campañas de publicidad y agencias de relaciones públicas para engañar al público.

Millones de personas y de pacientes por todo el mundo son estafados dos veces: Un porción mayor de sus ingresos es usada para financiar las fabulosas ganancias de la industria farmacéutica.  En retorno, ellos solo ofrecen una medicina que ni siquiera cura.


———————————
[Dr. Rath Foundation], © 2001 Matthias Rath Publishing Inc.

por José Manuel Fernández Rangel

::::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<::::

Publicado el 27 de Agosto del 2.003.

José Manuel Fernández Rangel, 25 años de edad, es actualmente estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, España.  Es editor de un boletín sobre medicinas alternativas, espiritualidad, orientalismo, temas sociales, de la Nueva Era y extraterrestres, llamado «ORIENTA2«, editado para la Asociación Española de Sanadores Espirituales (AESE) y colabora en la revista de sanación «Homo Amans« de esa misma organización. Hasta el presente lleva más de 3 años practicando yoga. Es investigador de temas tales como el Tantra o Tao y también investiga temas Pleyadianos. Ha investigado las técnicas de control mental del Método Silva para el Control Mental.  Es estudiante de Sanación Espiritual por Arquetipos, con un primer nivel (hay tres niveles y se necesitan dos años de práctica para poder sanar en un centro).

 Publicado en este Sitio Web con permiso del autor.

::::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<:::>><<::::

4 comentarios

  1. Pingback: Cuando la Enfermedad se Convierte en un Negocio : studyme.org estudiame.com ( Health, Research, Participants, Salud, Investigación, Participantes)
  2. samuel · agosto 27, 2008

    bueno me parece un buen comentario osea muy bueno la verdad pero hay algunos que no tuvieron razon ji ji ji

    Me gusta

  3. samuel · agosto 27, 2008

    em vez que pongan que la droga s muy buena

    Me gusta

  4. Laura Cartuccia · enero 11, 2009

    Genial este sitio, me encantan todos los articulos, aprendi muchisimo. Gracias.
    Los invito a ver mi sitio en http://auditoriamedica.wordpress.com y dejen un comentario si les gusto o alguna opinion de algun tema.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.